Por cada dos jornadas de trabajo en la cárcel los presos en Colombia se acercan un día a la libertad. Esa es una de las posibilidades que les brinda la ley y el Estado a los internos para redimir sus penas, capacitarse y reinsertarse a la sociedad.
La fama que han ganado los productos elaborados en las cárceles no es poca. Tal vez porque sorprende ver cómo alguien que tomó una mala decisión o empuñó un arma en algún momento es capaz de desarrollar un talento oculto para elaborar piezas de altísima calidad y belleza.
Por esa misma razón, el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), en la búsqueda de potencializar y ampliar la visibilidad de los productos elaborados por la población carcelaria del país, diseñó en el 2009 la marca Libera Colombia para darles un distintivo comercial, mejorar su competitividad, favorecer su crecimiento y posicionamiento.
Hoy son 33.045 personas las que se benefician de la oportunidad de trabajar para purgar sus penas, a la cual tienen acceso sindicados, condenados y quienes se encuentran en detención domiciliaria.
Estos internos a través de la Marca Libera, que obtuvo su distintivo comercial en 2011, trabajan en líneas dedicadas a la bisutería, hamacas y chinchorros del llano, bolsos en caña flecha, sillas elaboradas en madera y fique, talabartería, marroquinería, entre otras.
De acuerdo con el Inpec, el Sistema de Oportunidades Laborales les brinda a los reclusos ocupación, potencializa sus habilidades, destrezas, competencias y aptitudes dentro de un componente formativo para su proceso de integración social.
“Es por esto que la marca institucional, a través de la exhibición y comercialización de las muestras artesanales propicia oportunidades de ingresos económicos, tanto para la población privada de la libertad como a sus familias, orientándolos a que sean emprendedores de sus propios proyectos productivos”, indica.
En este proceso, el dinero recaudado por la comercialización de los artículos es consignado a una cuenta matriz desde donde se distribuye a la cuenta que tenga dispuesta el interno dueño de la pieza vendida. Con esta plata, los privados de la libertad pueden adquirir elementos necesarios para su manutención en el penal o simplemente pueden ahorrarlos hasta cumplir su pena.
Dentro de esta iniciativa, el Inpec adelanta estrategias para la que los colombianos puedan adquirir los bienes que elaboran los internos. Entre ellas se encuentra espacios en ferias nacionales e internacionales. Además, la Marca Libera cuenta con 23 puntos de venta directa en el país, algunos de ellos ubicados en los penales.
Marca Libera Colombia
Los internos también participan en labores industriales en las que se les permite uso de maquinaria y equipo técnico
INPEC
“Cabe destacar que la cárcel de Yopal (Casanare) se caracteriza por la elaboración de chinchorros, la del Socorro (Santander) se distingue por sus cotizas, en Tunja (Boyacá) se destacan las ruanas de lana de oveja, la cárcel de mujeres de Bogotá resalta por la realización de bisutería, mientras que en el establecimiento penitenciario de Facatativá (Cundinamarca) destaca por la elaboración de parques y elementos en madera”, anota el Inpec.
Del mismo modo, precisa que “cada establecimiento oferta variedad de proyectos y da la facilidad y accesibilidad para que el privado de la libertad pueda tomar la opción que más le guste”.
Adicional a estas actividades artesanales, los presos también participan en labores industriales en las que se les permite uso de maquinaria y equipo técnico, también pueden prestar servicios de peluquería, lavandería, reciclaje, distribución de alimentos, entre otros. Mientras que en algunos penales se tiene la posibilidad de criar animales de granja y cultivar plantas.
“También existe el trabajo de libertad preparatoria, al cual acceden internos próximos a cumplir sus penas. Ellos realizan labores fuera del penal durante el día, de lunes a viernes, en fábricas, empresas o con personas de reconocida seriedad”, puntualiza el Inpec.
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